No desprecies la obra de Dios

Imitar a otros es despreciar la obra que Dios hizo en cada uno porque es original y genuina.

La multiforme gracia de Dios permitió crear diversas especies y así como también ¡Hijos muy distintos!

Él se tomó su tiempo pensándote, creando cada único detalle.

Pero nuestro error es querer parecernos al otro, querer moldearnos a algo "mejor" despreciando el fino trabajo de Dios en nosotros.

¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.

Salmos 139:14 NTV

Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro!

Salmos 139:14 TLA

Sé tú mismo, sé tú misma. Es la versión más cómoda y explosiva que puedes ser.

¡Pero ojo! Deja ser a los otros también ellos mismos, no deben parecerse a ti. Agrádate en las diferencias, así como el Señor se deleita en las distintas relaciones que entabla con cada uno de sus hijos, ya sean introvertidos, extrovertidos, rígidos, flexibles, complicados, descomplicados...

Que finura de trabajo hizo Dios en ti.