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El poder de la oración para ayudar al otro

  • Foto del escritor: Katherine Monroy
    Katherine Monroy
  • 29 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

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Siempre me ha conmovido mucho los animalitos, las personas en necesidad y los niños, es inevitable para mí. Sin embargo, muchas veces no he podido ayudar, lo cual me frustraba demasiado, me producía impotencia.


Siento que por esta razón Dios me habló a través de una vecina.


Quiero contarles la historia de Julio y cómo esta persona fue instrumento de Dios, que con tan solo amor y oración cambió su vida.


Julio vestía sus mejores trajes blancos, en ese tiempo los bordes de sus mangas y cuellos de sus camisas eran engomados con yuca –era todo un lujo-, botas de tacón hasta la mitad de sus piernas, Julio era pulcro en todo su esplendor. Lastimosamente, en medio de su juventud él fue perdiendo la razón y pasó a vivir en las calles, donde solamente recibía insultos, rechazo por su olor y su comportamiento.

Decía ella:-Me dolía verlo así, que vida tan dura, que nadie te diga Te amo.

-Un día el empezó a ir a mí peluquería y yo lo dejaba entrar y le decía Julio Te amo, y él me acariciaba el brazo y se quedaba dormido en un sillón.

-Yo oraba tanto por él, para que su vida cambiará y fuera diferente.

-Un día Julio se perdió y me dijeron que había aparecido en Bogotá y me dio tanta tristeza, pobrecito Julio perdido, lejos de su tierra. Una hermana me dijo que lo había visto en Bogotá y yo le dije que si lo volvía a ver que lo bañara y lo mandara de regreso en un bus.

-Pero luego me llegó la noticia de que Julio estaba en Fusa, en un hogar donde lo cuidaban; lo mantenían aseado, con sus medicamentos, su comida.

En el hogar buscaron de donde era Julio, cuando encontraron a su familia, lo trajeron. Llegó Julio en una camioneta, muy bien acicalado, saludo a su familia y finalmente Julio se fue, simplemente lo traían de visita.

Se lo llevaron de nuevo y así cambio la vida de Julio, paso de las calles a un hogar donde lo cuidan, tiene todo lo necesario, le dan amor y está tranquilo.


-Lo que la oración puede hacer; me dijo.


Ahí pude entender que el regalo más grande que puedo darle a alguien necesitado es la oración y amor.

Puede que tú no tengas pero Dios es el dueño del oro y de la plata y el si tiene para ayudar a cada uno y de la mejor manera.


Podrás dar alimento pero Dios brinda una vida entera de sustento.

Amemos a los demás como Dios nos ama.

 
 
 

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